miércoles, 30 de diciembre de 2015

QUÉ ES OBSOLESCENCIA PROGRAMADA


OBSOLESCENCIA PROGRAMADA


A muchos nos ha ocurrido que utilizando algún aparato doméstico, el automóvil o el carro como decimos en Venezuela, este comienza a sufrir desperfectos inexplicables en forma repentina, la olla de presión comienza a botar el líquido debajo de la tapa, la nevera dejó de enfriar, las hornillas de la cocina ya no calientan como deben hacerlo, la tostadora, la cafetera eléctrica, la licuadora, etc. La explicación es que estamos siendo víctimas de la llamada obsolescencia programada.

Tengo una experiencia personal y familiar, mi madre tiene un máquina de coser que fue comprada en 1958, el mismo año que nación uno de mis hermanos, cuando ella cumplió 70 año le regalamos una máquina de coser eléctrica para que dejara de pedalear su vieja máquina “Meyer”, hoy diez años después, la vieja máquina sigue siéndole fiel a mi mamá mientras que la “nueva” máquina dejó de funcionar definitivamente hace dos años aproximadamente. Volvimos a ser víctimas de la obsolescencia programada.

¿Qué es obsolescencia programada?

Se denomina obsolescencia programada a la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un periodo de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto o servicio, éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible.
Básicamente, una técnica que se aplica a los productos para que se rompan solos y debas comprar otro.

Breve reseña histórica de la Obsolescencia Programada

El origen del término Obsolescencia Programada se remonta a la Gran Depresión Norteamericana. En 1932, Bernard London propone la obsolescencia programada como manera de salir de la recesión. El quería que fuese una ley obligatoria sin embargo el gobierno estadounidense no aceptó su propuesta. No obstante, esto que propone no era algo nuevo y está íntimamente relacionado con el aumento en la producción gracias al taylorismo y al fordismo.
En concreto unas prácticas parecidas llevaba a cabo el Cartel Phoebus en las cuales diversas empresas dedicadas a la fabricación de bombillos y cuyos propósitos eran:
-     Estandarizar el proceso de venta
-     Asegurar unos mínimos de calidad
-     Limitar la duración de los bombillos a 1.000 horas


En el condado de Livermoore, California existe una estación de bomberos que hoy en día sigue manteniendo encendida una bombilla de luz o lamparita, desde 1901. Claro que la misma ha sido apagada y encendida varias veces, en su uso más o menos cotidiano desde su fecha hasta 1972, sobrevivido a 3 o 4 cambios de lugar y alguna que otra  mudanza. Lo asombroso es que justamente en 1972 hubo alguien que se dio cuenta que esta vieja lamparita seguía prendida y luego de algunas averiguaciones y un breve trabajo de investigación histórica se declaró a la misma como la bombilla de luz más antigua del mundo que seguía encendida, según el Libro de los Récord Guinness de ese año.

Desde ese momento hasta la actualidad la bombilla se ha instalado en una línea de 120v dedicada y ha permanecido encendida desde entonces, unos 40 años. Hoy en día hay una webcam que está continuamente filmando la lamparita y la misma puede verse encendida a través de internet, brillando a una potencia de unos 4w bastante menor a su potencia original de 60w (Santiago, Roland 2011)
Entonces surge la siguiente interrogante, ¿por qué los bombillos que utilizamos hoy en día no duran tanto como esta lámpara de Livermoore? Podría argumentarse que este bombillo es un caso muy particular de extremada duración y de nítidamente el fabricante no la diseñó para que durara tanto. Podría considerarse afortunado si la duración de la lámpara fuera de, digamos unas 500.000 horas de duración. O quizá la mitad de éste último, unas 250.000 horas, igualmente sigue siendo un valor elevado que no puede reproducirse hoy en día con las lamparitas de filamento en plaza. 
Ocurre que esto no es culpa ni de los ingenieros que diseñan las bombillas, ni de los materiales utilizados, ni de la calidad final del bombillo. Esto es causa de una decisión totalmente arbitraria tomada por los dueños de estas empresas cuyo objetivo es esclavizar al consumidor haciendo que compre periódicamente bombillos. ¿Cómo? Provocando la obsolescencia del producto tecnológico, término que se conoce como “Obsolescencia Programada”

Tipos de obsolescencia

Fundamentalmente, los autores e investigadores han identificado tres tipos de Obsolescencia Programada. La obsolescencia incorporada, la obsolescencia psicológica y la obsolescencia tecnológica

- La Obsolescencia incorporada: Es la forma más conocida de obsolescencia programada. En ella los aparatos se diseñan específicamente para fallar. Es más común en electrónica y diseño de materiales.
- La  Obsolescencia psicológica: La obsolescencia psicológica consiste en hacer que el usuario cambio de producto usando sus emociones. Esto se consigue a través de la publicidad, las marcas, etc... Es muy importante dentro del mundo textil donde no sorprende ver desfiles de moda, anuncios, cambios de temporada y otras artimañas para conseguir sustituir una ropa funcional. Desfiles como Cibeles Fashion Week que son promocionados a través de los telediarios son solo una pieza de la industria textil. Estas estrategias han sido adoptadas por ciertas compañas de informática cuyos productos se basan en estilos de vida felices y que todos desearían tener.
- Obsolescencia tecnológica: La obsolescencia tecnológica consiste en que el resto del ecosistema sobre el que trabaja un aparato se hace obsoleto y por ello ya no puede desempeñar sus funciones aunque opere correctamente. En informática encontramos los mejores ejemplos, siendo muchas veces esta obsolescencia justificada pues suele trae ventajas al consumidor final. La Ley de Moore expresa que aproximadamente cada dos años se duplica el número de transistores en un circuito integrado, luego es muy fácil quedarse atrás en cuanto a potencia. Existe también otra ley que dice que cuanto más potente es un ordenador o computador más se usa su potencia. Igual pasa con el espacio de almacenamiento. Como ejemplos de productos obsoletos por su progreso tecnológico tendríamos los famosos disquetes (en sus diferentes tamaños y prestaciones) y el sistema operativo BeOS.

Papel del  marketing y publicidad en la Obsolescencia Programada

El marketing consiste en la investigación de todos aquellos datos y problemas relacionados con la actitud y opiniones de los consumidores para predecir la localización y dirección de los mercados y para crear nuevas necesidades de consumo o modificar actitudes u opiniones de los consumidores. A través de medios persuasivos como la publicidad.
La publicidad está centrada en la promoción de venta de productos, pero también hay campañas centradas en la difusión de ideas y la adopción de hábitos o conductas.
Los mensajes publicitarios tienen que ser directos, provocar deseo y que sean fáciles de recordar. Estos mensajes tienen la función de persuadir a las personas.  

Tanto la publicidad como el marketing buscan estimular las conductas de consumo en la población.

Las personas tienen necesidades, que les gustaría satisfacer pero saben que eso en ocasiones es inviable, el marketing y la publicidad intentan que las personas dejen de pensar que satisfacer esas necesidades es imposible y que estas serán satisfechas mediante el consumo.Esto, tanto el marketing como la publicidad lo hacen a través de la motivación.

La motivación está ligada a las necesidades, ya que esta tiene que impulsar al consumidor a comprar para satisfacer dichas necesidades.
Para motivar al consumidor el marketing y la publicidad tienen que conocer las características del mismo, por diferentes motivos:

En primer lugar para diseñar los productos, hay una frase que retrata a la perfección este punto “fabrica lo que la gente quiere comprar, no trates simplemente de vender lo que fabricas”, es decir que los productos se crean para satisfacer necesidades específicas previamente estudiadas.

En segundo lugar se refiere a que la publicidad debe comunicar ciertas ventajas que hagan más atractivo el producto o servicio a ojos del consumidor.

El tercer aspecto se refiere a la segmentación, es decir a que parte o sección de la población tiene que ir dirigida la campaña publicitaria.

Los críticos de la sociedad de consumo creen que tanto el marketing como la publicidad, no dan valor a crear o informar a la sociedad de la existencia de productos que faciliten la vida haciéndola mas cómoda si no que buscan crear insatisfacción en los consumidores ofertándoles productos recordando al consumidor que carece de ellos, provocando una permanente insatisfacción y deseando dicho producto.

Consecuencias de la obsolescencia programada

La obsolescencia planeada causa un gran desperdicio de materiales preciosos y de difícil extracción, como el oro, coltán, cobre, que luego son tirados a la basura después de poco tiempo de uso. La ONU calcula que en el mundo se producen por año 50.000.000 toneladas de residuos electrónicos, en el caso de Argentina el 40% de los RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) se entierra o se descarta en basurales y rellenos, solo el 10% ingresa a esquemas informales o formales de gestión de residuos.

Cada año, cientos de miles de viejos computadores y teléfonos celulares son tirados en vertederos o incinerados. Miles más son exportados, a menudo ilegalmente, de Europa, EEUU, Japón y otros países industrializados, a Asia y África. Allí, los trabajadores que desmantelan estos residuos, algunos de ellos niños y niñas, son expuestos a un cóctel de sustancias químicas tóxicas y venenosas que reducen considerablemente su calidad de vida, causando, entre otros, cáncer, intoxicación por plomo, y el más alto índice de aborto.

La Obsolescencia Programada y el Consumismo.

El documental Comprar, tirar, comprar dirigido por Cosima Dannoritzer, revela que residuos producidos por los países desarrollados acaban en países del tercer mundo como Ghana. Este documental puede verse en Youtube, entre otras direcciones en: https://www.youtube.com/watch?v=csOOQIyTdHs
 
Para poder hacerlo legalmente los mercados declaran los residuos como productos de segunda mano. Pero la realidad es que los productos no funcionan y solo “sirven” para crear basureros.

De este modo, el consumo excesivo y también el uso de los recursos y de la energía contribuyen a la destrucción del medio ambiente. Dicho de otro modo, la forma de vida y los niveles de consumo tienen una clara relación con los principales problemas medioambientales: el calentamiento del planeta, la contaminación, el adelgazamiento de la capa de ozono y la lluvia ácida.

Otra de las consecuencias del consumismo es que aumentan las diferencias existentes entre los países desarrollados y subdesarrollados. Las sociedades desarrolladas demandan cada vez más productos a un menor coste a países en vías de desarrollo, mientras que los países desarrollados tratan de vender los productos a un precio muy superior en el mercado mundial.

Por último, el consumismo provoca en algunas personas una confusión entre lo que son y lo que tienen, generando así un problema de identidad.

Impacto ambiental de los residuos electrónicos

La mayor consecuencia de los RAEE son las sustancias de las que están hechos, causan enfermedades muy serias, matan cuanta vida haya en el agua que rodea los vertederos, al igual con las plantas, no pueden sobrevivir a este tipo de ambiente contaminado y las personas que más se ven afectadas son las que trabajan manipulando estos residuos en vertederos o procesos de reciclado.
La mayoría de los productos electrónicos comparten componentes y materiales en común, como por ejemplo, metales pesados como el plomo, berilio, mercurio, cadmio, retardantes de llama bromados, PVC que al calentarse emite dioxinas y furanos.Estos compuestos pueden causar trastornos en la capacidad de aprender y memorizar, pueden interferir en las funciones de la tiroides, actuar como disruptores hormonales, causar trastornos en el desarrollo intelectual en niños, trastornos en el sistema nervioso, sanguíneo y reproductor, daño en el cerebro y sistema nervioso central, cáncer, entre otros.

En resumen

Debiera empezar a dejarse de comprar cosas que no se necesitan, con el dinero que no se tiene, para ello, es necesario crear a través de los medios de comunicación una nueva conciencia social. Deberíamos irse hacia un crecimiento sostenible. 
No debe olvidarse que el planeta cuenta con unos recursos limitados, los cuales se están consumiendo a un ritmo y con una rapidez muy por encima de lo que es capaz la naturaleza de regenerarlos por sí sola. De no cambiarse el concepto del consumo de manera progresiva en poco tiempo estará experimentándose una economía del decrecimiento forzado, dónde ya no quede otra opción.

Las empresas fabrican productos para que queden obsoletos a propósito. Y, lo que es peor, que lo hagan con el único objetivo de comprar otro y obtener más ingresos.La obsolescencia programada está siendo promovida por las grandes empresas tecnológicas, ya no solo en la caducidad de sus productos sino consiguiendo que el propio consumidor sienta la necesidad de estar en constante cambio y actualización

Cuando se compra un artefacto al mismo tiempo termina comprándose otro. Y eso es precisamente lo que se busca, que cada vez duren menos los electrodomésticos, aparatos o utensilios para así tener que gastar más y más.
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Para diseños de investigación de mercados, levantamiento de estudios de opinión pública y de seguimiento electoral en Venezuela, no dude en contactar a Plepso Investigación, C. A. por sus teléfonos 0243 237.54.06 y 0412 439.25.85, a sus sitio web http://www.plepso.com.ve o al correo electrónico mercadeo@plepso.com.ve y jpleal@plepso.com.ve

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BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS DOCUMENTALES

Alonso, L.E. (2005). La era del consumo. Madrid, Siglo XXI.
Arroyo Calle, Adrián (2015) Obsolescencia Programada [Artículo en línea] disponible en: http://adrianarroyocalle.github.io/obsolescencia-programada/latex/obsolescencia-programada.pdf [Consulta: 2015, diciembre 29]
Ballesteros, C. (2007). Tu compra es tu voto consumo responsable, ecología y solidaridad. Madrid, HOAC.
Carrillo, Kevin (2015) Obsolescencia Programada [Artículo en línea] disponible en: http://es.slideshare.net/kvincarrilloo/absolecencia [Consulta: 2015, diciembre 30]
Cueto, J. (1986). La sociedad de consumo de masas. Barcelona, Salvat.
Curtis, A. el siglo del yo: Máquinas de felicidad. Reino Unido; BBC; (2002). (Documental audiovisual)
Dannoritzer, C. Comprar, tirar, comprar. España; RTVE; (2011). (Documental audiovisual)
Pinazo, D. (1997). Psicología del marketing, la publicidad y el consumo. Castellón de la plana, Publicacions de la Universitat Jaume I.
Roland, Santiago (2011) La idea que quemó la lamparita; Acerca de la obsolescencia planificada. Universidad, Ciencia y Sociedad - Mayo de 2011


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