domingo, 19 de marzo de 2017

CÓMO MANIPULAR MENTES Y GANAR ELECCIONES USANDO EL BIG DATA



CÓMO MANIPULAR MENTES Y GANAR ELECCIONES USANDO EL BIG DATA

José Pérez Leal
Ya hace algún tiempo que escuché aquella frase de que el Big data es como el tema del sexo en el colegio: todos hablan de él pero pocos saben qué es. También se lee repetidamente que el concepto de Big data es indisoluble al nuevo mundo hiperconectado de personas-dispositivos que utilizan, generan y publican datos o contenidos a través de infinidad de aplicaciones y medios sociales. Unos datos que pueden caracterizarse con la triple V:
ü Mucho más Volumen
ü Mucha más Variedad según su origen y su naturaleza (estructurados y no estructurados)
ü Mucha más Velocidad en su actualización. (martí, 2014)

A partir de aquí, puede concebirse Big data como la capacidad para agregar esas colosales, variadas y velozmente cambiantes cantidades de datos, estructurarlos y tratarlos para su análisis. Así, mediante modelos y técnicas estadísticas multivariantes, se pueden entender mejor las relaciones causa-efecto entre ellos en el pasado más o menos reciente para determinar las mejores decisiones en tiempo real o de un futuro más o menos inmediato.
Si se habla de relaciones con los clientes, el ámbito de aplicación de esas decisiones serían las estrategias, políticas y acciones de captación, lograr fidelidad y retención de los clientes. En otras palabras, decisiones que conciernen a las funciones de Marketing, Ventas, Atención y Soporte al Cliente, todas ellas con incidencia directa en el ciclo de vida de nuestros clientes. Pero como se ha descrito en artículo anterior, las opciones electorales o candidatos pueden verse como el producto y su propaganda política como promoción publicitaria, se habla de Marketing Político
En consecuencia, de acurdo con este ejercicio mental, muchas personas piensan que es posible manipular mentes y ganar elecciones usando el Big Data, lo que se va a exponer a través del siguiente testimonio.
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Esto ocurrió el 9 de noviembre de 2016 algo pasadas las 8:30 am, cuando Michal Kosinski se despertaba en el Hotel Sunnehus en Zurich. El investigador, de 34 años, había ido a esa ciudad a dar una charla al Instituto Federal de Tecnología Suizo (ETH) sobre los peligros del Big Data y la revolución digital.
Kosinski quien es experto en psicometría, una rama de la psicología donde se miden y cuantifican variables psicológicas, da estas charlas con frecuencia en todo el mundo.. Cuando encendió la televisión esa mañana, descubrió que la bomba había explotado: En contra de lo previsto por los mejores estadistas, Donald J. Trump había sido elegido Presidente de los Estados Unidos.
Durante un rato, Kosinski observó las celebraciones de la victoria de Trump y los resultados de cada estado. Tenía el presentimiento de que el resultado de las elecciones tenían algo que ver con sus investigaciones. Respiró profundamente y apagó la televisión.
Ese mismo día, una pequeña y poco conocida empresa británica ubicada en Londres enviaba una nota de prensa: “Estamos encantados de que nuestro revolucionario método de comunicación basado en datos haya jugado un papel tan importante en la extraordinaria victoria del presidente electo Donald Trump”, firmaba un tal Alexander James Ashburner Nix. Nix es británico, de 41 años, y CEO de Cambridge Analytica. Siempre luce inmaculado en trajes a medida y gafas de diseño, con su ondulado pelo rubio peinado hacia atrás.
De estos tres individuos , el reflexivo Kosinski, el inmaculado Nix y el sonriente Trump, uno de ellos permitió la revolución digital, otro la hizo realidad y otro se benefició de ella.
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¿Cómo de peligroso es el Big Data?
Todo aquel que no haya pasado los últimos cinco años viviendo en otro planeta estará ya familiarizado con el término Big Data, lo que significa que todo lo que se hace, ya sea online u offline, deja una huella digital. Cada compra hecha con tarjetas, cada búsqueda en Google, cada sitio al que se va mediante el teléfono en el bolsillo, cada “me gusta” es recolectado. Especialmente cada “me gusta”. Durante mucho tiempo, no estaba del todo claro qué uso podríamos darle a esta información. Tampoco estaba claro si el Big Data pondría en peligro o beneficiaría a la raza humana. El 9 de Noviembre se supo la respuesta. La compañía detrás de la campaña online de Trump, así como la del Brexit, es una compañía de Big Data: Cambridge Analytica, cuyo CEO es Alexander Nix.
Para entender el resultado de las elecciones, y lo que puede llegar a Europa en los próximos meses, hay que comenzar con un extraño incidente en la Universidad de Cambridge en 2014, en el Centro de Psicometría de Kosinski.
La psicometría, a veces denominada psicografía, se centra en medir rasgos psicológicos como la personalidad. En los años 80, dos equipos de psicólogos demostraron que cada rasgo del ser humano se puede evaluar basándose en cinco dimensiones de la personalidad, conocidos como los Big Five. Estos son: Disposición (¿cómo de dispuesto estás a nuevas experiencias?), conciencia (¿cómo de perfeccionista eres?), extraversión (¿cómo de sociable eres?), amabilidad (¿cómo de considerado y cooperativo eres?) y neuroticismo (¿eres fácil de enfadar?). Con base en estas dimensiones, conocidas como OCEAN por el acrónimo del inglés: openness, conscientiousness, extroversion, agreeableness, neuroticism, puede tenerse una idea bastante acertada de la persona que se tiene al frente. Esto incluye sus necesidades, sus miedos y su comportamiento. El “Big Five” se ha convertido en la técnica estándar de la psicometría. Pero durante mucho tiempo, el problema de esta técnica era la recolección de estos datos, ya que implicaban el relleno de un largo formulario muy personal. Pero llegó Internet, Facebook y Kosinski.
 Es bueno destacar que Michal Kosinski era estudiante en Varsovia cuando su vida tomó una nueva dirección en 2008. Fue aceptado en la Universidad de Cambridge para realizar su Doctorado en el Centro de Psicometría, uno de las instituciones más antiguas en esta materia. Kosinski se unió a David Stillwell (ahora profesor en la de Universidad de Cambridge) un año después de que Stillwell hubiera lanzado una pequeña aplicación de Facebook, cuando Facebook no era el gigante que es hoy en día. Su aplicación MyPersonality hacía a los usuarios responder a unas preguntas, muchas de ellas del cuestionario del Big Five (“Me pongo nervioso fácilmente”,  “Contradigo a los demás”). Una vez evaluadas esas respuestas, los usuarios recibían un “Perfil de Personalidad”, de los valores del Big Five, y podían compartir su perfil con los investigadores. Kosinski esperaba que algunas docenas de compañeros de universidad rellenaran el cuestionario, pero antes de lo que esperaba, cientos, miles y hasta millones de personas le habían revelado sus más íntimas convicciones. De repente, los dos estudiantes de doctorado tenían la mayor base de datos que combinaba evaluaciones psicométricas con perfiles de Facebook.
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En consecuencia, el método que Kosinski y sus compañeros desarrollaron durante los siguientes años era bastante simple. Primero, presentaban a los participantes un formulario online. De sus respuestas, los psicólogos calculaban los valores de sus Big Five. El equipo de Kosinksi comparaba entonces los resultados con toda la demás información que pudieran obtener del sujeto: a qué hacían “me gusta”, qué compartían y que escribían en Facebook, qué edad tenían, género o lugar de residencia. Esto permitía a los investigadores unir puntos y crear correlaciones. Por ejemplo, los hombres que hacían “me gusta” en cosméticos MAC eran, por lo general, gays; uno de los mayores indicadores de heterosexualidad es que hubiera hecho like al Wu-Tang Clan. Los seguidores de Lady Gaga tendían a ser más extrovertidos, mientras más “filosóficos” tendían a ser más introvertidos. Aunque una sola pieza de esta información es irrelevante para hacer una predicción, cuando se combinan decenas, centenas o miles de estos datos, los resultados de las predicciones llegan a ser muy acertados.
Unas semanas después, los “me gusta” en Facebook pasaron a ser privados por defecto. Antes, la configuración por defecto era que cualquier persona podía ver tus “me gusta”. Esto no fue inconveniente para los recolectores de datos: mientras que Kosinski siempre pedía el consentimiento de los usuarios, muchas aplicaciones y cuestionarios online requerían acceso a la información privada como precondición para poder rellenar el test. (Quien quiera evaluarse a sí mismo basándose en sus likes de Facebook puede hacerlo en la web de Kosinski: applymagicsauce.com, y luego comparar los resultados con los del clásico cuestionario de los Big Five:discovermyprofile.com/personality.html)
Pero no sólo se trata de “me gustas”, ni siquiera sólo de Facebook. Kosinski y su equipo pueden predecir valores de los Big Five basándose en el número de fotos de perfil o cuántos contactos tiene una persona (buen indicador de la extraversión). Pero también revelamos información cuando estamos offline. Por ejemplo, el sensor de movimiento de nuestros teléfonos indica cómo de rápido nos movemos y cómo de lejos viajamos (lo cual tiene correlación con inestabilidad emocional). Nuestro teléfono, concluye Kosinski, es un gran cuestionario psicológico que siempre estamos rellenando, ya sea consciente o inconscientemente. Lo mejor es que, sin embargo, y esto es clave, también funciona al revés: tus datos no sólo pueden generar un perfil psicológico, sino que pueden usarse al revés para encontrar ciertos perfiles de personas: padres con ansiedad, introvertidos furiosos, por ejemplo, ¿o quizás incluso todos los demócratas indecisos? Básicamente, lo que Kosinski había inventado era un buscador de personas.
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Sobre esta fecha, a principios de 2014, un joven profesor asistente llamadoAleksandr Kogan se acercó a Kosinski. Le comentó que, hablando en nombre de una empresa, estaba interesado en su método. Dicha compañía quería tener acceso a la base de datos de myPersonality, recuerda Kosinski. Kogan no podía decir con qué objetivo quería esta empresa esta información; debía guardar el secreto. Al principio, Kosinski y su equipo consideraron la oferta, puesto que supondría un buen ingreso de dinero en el centro, pero entonces dudó. Al final, recuerda Kosinski, Kogan desveló el nombre de la compañía: Strategic Communication Laboratories (SCL). Kosinski buscó en Google la compañía: “[Somos] la principal agencia de gestión electoral”, explicaba la web de la compañía. SCL ofrecía marketing basado en modelos psicológicos. Unos de sus principales objetivos: Influenciar en elecciones. ¿Influenciar en elecciones? Perturbado, Kosinski indagó en la web. ¿Qué tipo de compañía era esta? ¿Y qué tenía entre manos?
Había algo que Kosinski no conocía en aquel momento: SCL es la matriz de un grupo de compañías. A quién pertenece SCL y sus diversas ramas no está claro, gracias a una difusa estructura corporativa, como puede comprobarse en el registro de compañías británico, los papeles de Panamá y su registro como compañía en Delaware. Algunas de las ramas de SCL han estado involucradas en el derrocamiento de gobiernos en países en desarrollo, mientras que otras han desarrollado métodos de manipulación psicológica al pueblo afgano a petición de la OTAN. Además, SCL es la empresa madre de Cambridge Analytica, la siniestra compañía de Big Data que luego trabajó para la campaña online de Trump y el Brexit.
Kosinski no sabía nada en absoluto de todo esto, pero tenía un presentimiento. “Todo empezaba a oler mal”, recuerda. Tras más investigaciones, descubrió que Aleksandr Kogan había registrado, de forma secreta, una compañía que hacía negocios con SCL. Como demostró posteriormente The Guardian en Diciembre de 2015, y por documentos revisados por Das Magazin, SCL había descubierto el método de Kosinski a través de Kogan. De repente Kosinski pensó que habían conseguido reproducir (¿o copiar?) su método de medida del Big Five usando los “me gusta” de Facebook para venderlo a esta compañía de “gestión de elecciones”. Kosinski cortó directamente el contacto con Kogan e informó al director del instituto, generando así un difícil conflicto en la universidad. El instituto temía por su reputación. Aleksander Kogan se mudó a Singapur, se casó, y se cambió el nombre a “Dr. Spectre”. Michal Kosinski terminó su doctorado, obtuvo un trabajo en Stanford y se mudó a Estados Unidos.
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Todo se mantuvo en calma durante un año. Hasta que, en Noviembre de 2015, la más radical de las campañas de Brexit, “Leave.EU”, liderado por Nigel Farage, anunciaba que había encargado a una compañía de Big Data llevar su campaña online: Cambridge Analytica. El mayor potencial de la compañía: novedoso marketing político, microtargeting, midiendo la personalidad de la gente por sus huellas en la nube, basado en el modelo OCEAN.
Kosinski empezó a recibir emails preguntando qué tenía él que ver con eso, las palabras Cambridge, personalidad y análisis llevaban a mucha gente a pensar directamente en Kosinski. Era la primera vez que Kosinski escuchaba sobre esta compañía. Preocupado, buscó en la web. ¿Estaban usando su método a gran escala con intereses políticos?
Tras el resultado del Brexit, amigos y conocidos le escribían: Mira lo que has conseguido. A cada sitio que iba, Kosinski tenía que explicar que no tenía nada que ver con esta compañía.
Pasaron meses. El 19 de Septiembre de 2016 llegó; las elecciones americanas se acercaban rápidamente. Riffs de guitarra llenaban la recepción azul oscura del New York Grand Hyatt Hotel; “Bad Moon Risin” de Creedence Clearwater Revival. El Concordia Summit es una especie de Foro Económico Mundial en miniatura. Dirigentes de todo el mundo habían sido invitados, entre ellos el presidente suizo Schenider-Ammann. “Por favor, den la bienvenida a Alexander Nix, CEO de Cambridge Analytica”, anunciaba una suave voz femenina. Un hombre delgado en traje oscuro subía al escenario. De repente, silencio. (El vídeo está en Youtube). Muchos de los presentes sabían que el presente era el nuevo hombre de Trump para su estrategia digital. “Pronto me llamareis Mr. Brexit”, Trump twiteaba recientemente, de forma un poco críptica, unas semanas antes. Algunos analistas políticos ya habían percibido algunas similitudes inquietantes entre la agenda de Trump y la del movimiento de Leave del Brexit. Pero pocos habían caído en la reciente contratación de una compañía de marketing llamada Cambridge Analytica.
 Otro gran ganador es Cambridge Analytica. Steve Bannon, conocido miembro del comité directivo de la compañía y antiguo ejecutivo del periódico conservador Breitbart News, ha sido elegido como Consejero Senior de Donald Trump y Jefe de Estrategia. Marion Maréchal-Le Pen, la activista del Front-National y sobrina del candidato presidencial a Francia, ya ha comentado en twitter que aceptaría una invitación para colaborar con él, y en un video interno de Cambridge Analytica, la grabación de una reunión se titula “Italia”. Ya en 2012 SCL Elections estaba presente en la política italiana. Aunque Cambridge Analytica no comenta nada sobre sus supuestas conversaciones con la Primera Ministra británica Theresa May, Alexander Nix asegura que está formando su cartera de clientes en todo el mundo, y que tiene peticiones de Suiza y Alemania.
 Kosinski ha observado todo desde su oficina en Stanford. Tras las elecciones, existe cierta confusión en la Universidad. Kosinski responde con la mejor arma para un investigador: análisis científico. Junto con su compañera Sandra Matz, ha llevado a cabo una serie de pruebas, las cuales serán pronto publicadas. Los resultados iniciales, a los que ha tenido acceso Das Magazin, son alarmantes: El estudio muestra que la efectividad del método de la publicidad personalizada por perfil puede conseguir un 63 por ciento más de clicks y un mil 400 por ciento más de conversión en campañas publicitarias en facebook dirigidas a personas basadas en sus características específicas.Demuestran además la escalabilidad de este método, mostrando como la mayoría de las páginas de facebook que promocionan productos o marcas están muy marcadas por la personalidad de sus miembros, y que una gran parte de consumidores pueden ser bien categorizados basados en su reacción con una sola página de facebook.
El mundo está del revés. Gran Bretaña deja Europa, Donald Trump es presidente de los Estados Unidos de América. Y en Stanford, el investigador polaco Michal Kosinski, que quería advertir sobre el riesgo de usar el análisis psicométrico en la publicidad política, sigue recibiendo emails acusatorios. “No”, dice Kosinski con calma mientras agita su cabeza, “esto no es culpa mía. Yo no construí la bomba. Sólo demostré que existía”
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José Pérez Leal
Director de Investigación y Proyectos
“La información es poder y su competidor lo sabe”

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y DOCUMENTALES
Hannes Grassegger y Mikael Krogerus (2017) Usando el Big Data para manipular mentes y ganar elecciones [Artículo en línea] disponible en: http://albaciudad.org/2017/02/usando-el-big-data-para-manipular-mentes-y-ganar-elecciones/ [Consulta: 2017, marzo 19]
Castro, Marcelo Ferrando (s/f) La importancia del Big Data en el marketing actual [Artículo en línea] disponible en: http://vintagecomunicacion.com/la-importancia-del-big-data-en-el-marketing-actual/ [Consulta: 2017, marzo 19]
Martí Barberà, Toni (2014) ¿Para qué sirve el Big Data? [Artículo en línea] disponible en: https://www.marketingdirecto.com/marketing-general/eventos-y-formacion/para-que-sirve-el-big-data [Consulta: 2017, marzo 19]







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